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Todos los movimientos que buscaron y abrieron el camino de la Psicología en el Derecho fueron impulsado por la necesidad de contar con nuevas estrategias para la obtención de nuevas y seguras evidencias sobre la veracidad de los testimonios, la elaboración de instrumentos más allá de los tradicionales y específicos de la evaluación de los distintos tipos de delitos y que fuesen válidos y confiables en su aplicación, así como el generar nuevas formas de intervención en el tratamiento carcelario para favorecer una positiva resocialización y en general proponer nuevas técnicas de investigación útiles y efectivas, además de la investigación para una más realista efectividad en la promulgación de leyes.
Se entiende que la vida en sociedad, factor común entre la Psicología y el Derecho no está reducida sólo a lo psicológico, ni a lo legal, sino que se relaciona con variados paradigmas tales como el biológico, social, etc., donde todos influyen entre sí dando como resultado la conducta manifiesta social. La gran incógnita que plantea "el deber ser" o "el no deber ser" se relaciona a su vez con el desarrollo de la moral que la Psicología intenta definir a través de diferentes perspectivas (Piaget, Kohleberg, etc), pero que tanto importa al Derecho y que por ello termina siendo otro punto de encuentro entre ambas ciencias dentro del contexto social.
Se ha planteado muchas veces cuál es el rol de la Psicología dentro de la administración de justicia empezando por las tres siguientes bases:
Incluso el trabajo del psicólogo en el terreno del Derecho ha sufrido varias denominaciones a lo largo de los años, tales como: Psicología Jurídica, del Derecho, Forense, Judicial, Criminológica, etc. Ello implica la búsqueda de un rol definido y de utilidad a la Justicia en su desarrollo. Hoy en día el término más usado para referirse en forma global a la aplicación de la Psicología para el Derecho es el de Psicología Jurídica, sub especialidad de la Psicología que incluye a las siguientes aplicaciones: Psicología Forense (elaboración de informes y pericias), Asistencial (terapia y análisis de medidas de seguridad y de resocialización), Victimología (análisis del rol y elementos propios de las personas agraviadas), Psicología del Testimonio (valoración de credibilidad de testimonios y toma de los mismos), Mediación (búsqueda de una alternativa favorable para las partes sin llegar a juicio o haciendo que éste no sea contencioso).
son considerados como ciencias que desde su perspectiva tratan en forma común la conducta del hombre, el hombre en sociedad, las repercusiones de éste, su forma de expresión y en general toda manifestación humana que necesite de análisis, respetando cada área desde el ángulo correspondiente.
En materia Familiar la labor del psicólogo tiene ya una larga trayectoria, pero la experiencia va marcando que las funciones que desempeña se van afinando y que los Jueces y abogados van solicitando cada vez más la intervención profesional psicológica. La implicancia social al estar involucrados niños, como el futuro de la sociedad, así como adultos que afectados tampoco poseen una calidad de vida emocional y efectiva útil, va llevando a buscar nuevos tipos de intervención coordinada entre las áreas legal, psicológica y de trabajo social, para reducir las consecuencias de un divorcio o para optimizar los procesos de adopción. De este modo la labor del psicólogo jurídico no queda sólo en la labor forense (pericial), sino que abarca con mucha fuerza el rol de mediador en las litis familiares.
1. Psicología del Derecho: donde se establece que el derecho está lleno de componentes psicológicos, y que se hace necesaria la psicología para que el derecho como tal pueda funcionar adecuadamente, lo cual se observa en el planteamiento de muchos de los artículos penales como lo es el caso de los criterios para la "inimputabilidad".
2. Psicología en el Derecho: donde se toma la misma idea, misma que estudia las normas jurídicas como estímulos verbales, que tratan de retraer determinadas conductas, por lo que la aplicación y formulación de conductas requiere del aporte de la Psicología, para lograr una eficacia jurídica por los sujetos que intervienen en el cumplimiento de esas normas.
3. Psicología para el Derecho: en la que la psicología actúa como auxiliar del Derecho cuando necesita información sobre sus fines, sus estrategias o para interpretar hechos relativos a casos específicos.
España es un país que le ha dado a la Psicología Jurídica la fortaleza de la que hoy goza, pues empezó a estructurar y a profundizar los avances hechos hasta entonces. En 1975 se inauguró el "Instituto de Sociología y Psicología Jurídica" en Barcelona. A partir de ello la "Asociación Americana de Psiquiatría" (APA) organizó en 1976 un simposio sobre el papel del psicólogo forense, lo que sirvió como impulso para la creación de varias investigaciones y textos relacionados con el tema.
También en España se ha visto a un país promotor clave dentro de la Psicología Jurídica a través de Emilio Mirá y López con su libro publicado en 1932 "Manual de Psicología Jurídica", considerado hoy en día como un clásico del área. Pese a su temprana aparición, este texto ya incluye muchas de las áreas que hoy siguen siendo relevantes para la aplicación de la Psicología en el Derecho en muchos campos. Así se ve desde metodología de investigación, el rol de la personalidad, discusión sobre los fenómenos de la percepción, memoria, atención, etc., así como teorías del origen del delito desde el ángulo psicológico y otros temas relevantes.