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El amo quiere ser reconocido como señor ante el esclavo, y el esclavo intenta ser reconocido por el señor.
Se ha despertado la verdadera "lucha por el reconocimiento". (Dialéctica)
Una lucha que puede convertirse en una lucha a muerte.
Se refiere al deseo humano, diferente del deseo del animal dirigido sólo al deseo de cosas y que se las acaba comiendo. El humano desea desear que el otro le reconozca, le ame, que se someta a su deseo: su autoconciencia sólo existe desde el reconocimiento del otro. La conciencia humana es deseo deseante. En definitiva todo sujeto desea arrebatar el deseo del otro. “La historia de los humanos es la historia de los deseos deseados”
El hombre integral, absolutamente libre, definitiva y completamente satisfecho con lo que es, el hombre que se perfecciona y se completa en y por esa satisfacción, será el Esclavo que ha “suprimido” su servidumbre.
Si el Amo ocioso es un obstáculo, el Esclavo laborioso es, por el contrario, la fuente de todo progreso humano, social, histórico.
La Historia es la historia del Esclavo trabajador. Y para verlo, basta considerar la relación entre el Amo y el Esclavo (es decir, el primer resultado del “primer” contacto humano, social, histórico) no ya desde el punto de vista del Amo, sino del Esclavo
Por los años 30, Kojeve explicaba esta metáfora en un célebre seminario en el que no faltaron algunos de los pensadores más influyentes de Francia, como Lacan, Merleau Ponty, Sartre, o Certeau.
Con la presente metáfora trata Hegel, entre otras cuestiones, de explicar el inicio de la historia de las conciencias, origen de la historia y de las relaciones humanas, donde ya aparece la categoría “deseo”.
Ha comenzado, según Hegel,la lucha entre las dos subjetividades, que Kojeve describe como una “lucha a muerte” y de gran terror. Todo este relato acaba con el sometimiento de un sujeto, el del siervo, que por temor a la muerte con la que era amenazado se ha sometido servilmente: ha llegado a ser más fuerte el temor a la muerte que el deseo.
Así comienza la libertad para el esclavo, la libertad frente a la materia ofrecida, que el esclavo podrá convertir en invento de herramientas, construcciones e ingenio (arquitectura, ingeniería). Será Marx, después de señalar las oportunidades del trabajo que llega a convertir la sociedad en un nuevo santuario, y en una especie de mito que mantiene unida la sociedad, quien lo describirá también con la imagen de una “gran máquina social, que convierte a los individuos en ruedas y tornillos”
Esta creación literaria de Hegel – un verdadero “jugar con el lenguaje” - a propósito de un amo y un siervo en coloquio y relación, que pudiera realizarse de forma completamente anodina y plana, por razones que será bueno tener en cuenta, irrumpe en nuestro mundo mental, quebrantando certezas y seguridades, rompiendo prejuicios domésticos, y despertando en el lector de todos los tiempos la invitación de Hegel a la “toma de conciencia”, que en muchos casos fue conciencia revolucionaria (Marx), en el caso de Lacan y su psicoanálisis el reconocimiento de la realidad de “lo otro”, y son los místicos los que afirman “vivir el Otro”.
Hasta aquí el comienzo de la metáfora, pero la dialéctica y rivalidad continúa. Es poco tiempo después del sometimiento del siervo, cuando comprende el amo que no tiene un reconocimiento humano del siervo porque no es un reconocimiento entre humanos, sino el reconocimiento de un esclavo. Y es ahora cuando paradójicamente, el amo pone en ocasión de formación (Bildung)al esclavo para que se culturalice, y le coloca en contacto con la materia y herramientas del trabajo: le hace trabajar, “le da trabajo”.
Las Categorías existenciales con persistencia en muchos tipos de narración y novela. Me estoy refiriendo a las categorías que componen esta metáfora de la Fenomenología del Espíritu de Hegel: combate/lucha, deseo, reconocimiento, muerte, sometimiento, conciencia, duda, desolación dignidad. etc.