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Hay un banquete en casa del poeta Agatón al que van invitados muy importantes, entre ellos Sócrates. En este banquete, Erixímaco comienza diciendo que Fedro, uno de los asistentes al banquete le había comentado, en reiteradas ocasiones, la falta de encomios hacia Eros.
Los poetas, según Erixímaco, formulaban himnos y peanes a los otros dioses, mientras que a Eros no le realizaban ni siquiera uno solo. Entonces propone que cada uno de los presentes haga un discurso en alabanza del Amor, de Eros. Todos aceptan, incluso Sócrates, que llega a decir que él sólo conoce de amor.
El primero en realizar el discurso es Fedro, y dice lo siguiente:
-Eros es el dios más anciano. Es el que hace más bien a los hombres, porque no hay mayor ventaja para un joven que tener un amante virtuoso, ni para un amante, que el amar un objeto virtuoso.
Inspira al hombre la vergüenza del mal, ya que nadie quisiera ser visto por su amado realizando una acción injusta o sometiéndose a ella por cobardía, y la emulación del bien. Inspira valor en los enamorados, ya que “sólo los amantes saben morir el uno por el otro”. Por tanto, propone una ciudad de amantes y amados, frente a la cual no podría vencer en la batalla ningún ejército, a pesar de que superen en número a los amados/amantes.
El segundo en hablar es Pausanias, y lo hace de la siguiente manera:
-Hay dos Afroditas, y por lo tanto dos Eros. La Afrodita Pandemo (popular) y la Afrodita Urania. El amor que acompaña a la primera es el del cuerpo y, por tanto, no dura. El amor que acompaña a la segunda es el del alma y, por tanto, es duradero. El amor es bello si es honesto.
Ahora habla Agatón:
-Eros es el más bello y mejor de los dioses. Es el más joven y siempre es joven. Es delicado. Fija su morada en los corazones y en las almas. Es sutil. Es justo y templado. Es un poeta tan entendido que convierte en poeta al que quiere.
Una vez terminado el discurso de Agatón, todos lo aplauden.
El siguiente en hablar es Aristófanes:
-Eros es el dios más beneficioso. Es el protector y médico de los hombres, cura los males que impiden la felicidad. En un principio la naturaleza humana era distinta, había tres tipos de hombres: los dos sexos existentes, y otro compuesto por estos dos y llamado andrógino. Todos los hombres eran dobles.
El sol produce el sexo masculino, la tierra el femenino, y la luna el compuesto de estos dos. Como eran tan poderosos querían escalar al cielo a luchar contra los dioses, y por ello, Zeus los dividió en dos mitades. A partir de ahí, hacían esfuerzos por encontrar a su otra mitad, y cuando se encontraban no querían separarse la una de la otra.
ARISTÓFANES
Los hombres que provienen de andróginos aman a las mujeres, y las mujeres a los hombres. Las mujeres que provienen de las mujeres primitivas, aman a las mujeres. Y los hombres que provienen de los hombres primitivos aman a los hombres. El amor es el deseo de encontrar esa mitad que nos falta.
El último de los asistentes que debía realizar el encomio al dios Eros, era Sócrates. Éste comienza a interrogar a Agatón, ironizando acerca de su discurso. El filósofo deje entrever en sus palabras que, si bien el discurso del poeta poseía una gran belleza, no decía nada verdadero acerca de la naturaleza de Eros.
Luego le correspondía hablar a Aristófanes, conforme a la ubicación de izquierda a derecha, pero le sobrevino un fuerte hipo. Entonces toma su lugar el médico Erixímaco, quien dice lo siguiente:
Señala que la distinción que había realizado Pausanias, sobre la doble naturaleza de Eros, es cierta.
Pero que no solo se dirige hacia los bellos, sino que emprende su influencia hacia las demás artes. En la medicina, hay dos Eros distintos para la parte sana y la parte enferma del cuerpo. A ellas les corresponden el Eros bueno y el malo respectivamente. Lo que debe hacer el médico es generar una armonía entre estos opuestos.
Con esto, Diotima/Sócrates muestra que Eros posee, por un lado la naturaleza del padre (Poros, dios de la abundancia en recursos), y por otro, la naturaleza de la madre (Penía, diosa de la indigencia). El que quiere aspirar al amor desde joven, debe amar a los cuerpos bellos, pero debe amar a todos los cuerpos bellos, y además, debe considerar al belleza del alma como más importante que la belleza del cuerpo.
Sócrates comienza a interrogar a Agatón, forzándolo a arribar a algunas consideraciones sobre la naturaleza de Eros: uno desea lo que no tiene. El amor es el amor de la belleza, luego el amor no puede ser bello. Y como lo bello es bueno, tampoco puede ser bueno. Como todos los dioses son bellos y buenos, Eros no puede ser un dios, pero tampoco es humano. Es un demonio. Los demonios son intérpretes y mediadores entre los dioses y los hombres.
Luego de dialogar brevemente con Agatón, Sócrates relata un pasado encuentro con una extranjera de Mantinea llamada Diotima. Según el filósofo, todo lo que conoce de las cuestiones del amor, ha salido de los labios de la sacerdotisa de Mantinea. Este recurso, según Giovanni Reale, corresponde a un artilugio utilizado por el filósofo de Atenas para refutar al poeta.
Sin embargo la influencia de Eros no se limita a la medicina, sino también a la gimnasia, a la agricultura, a la música. En fin, Eros derrama su influencia sobre todo el cosmos.
Es bello cuando la causa es la virtud, éste es el amor de la Afrodita Urania. Ésta, proviene solo de varón. De ahí que los inspirados por este amor se dirijan hacia lo que es más fuerte por naturaleza y posee más inteligencia. En cambio, la Afrodita Pandemo, es el amor de los hombres ordinarios. Su nacimiento participa de hembra y varón, y se dirige tanto a las mujeres como a los mancebos.
Por último, interrumpe ebrio un discípulo de Sócrates llamado Alcibíades, dispuesto a coronar a Agatón por el triunfo obtenido en la tragedia el día previo.
Cuando lo ve a Sócrates comienza a recriminarle que era un seductor con sus palabras, un burlón, entre otras cosas. Relata el desprecio recibido por parte del filósofo hacia su juventud y belleza corporal.
Sócrates muestra que el cambio de la belleza física por la belleza del alma es siempre deficitaria. (cambiar "armas de oro por armas de bronce")