El 8 de diciembre, en una solemne ceremonia celebrada en la plaza de San Pedro, el santo padre clausuraba el Concilio Vaticano II. El breve apostólico In Spiritu Sancto de Pablo VI declaraba la terminación del concilio y renovaba la plena aprobación de las decisiones conciliares.
El 25 de enero de 1959 el Papa Juan XXIII anunció la intención de convocar un Concilio ecuménico, haciendo realidad el deseo de algunos papas, como Pio XI (1922-1939) y Pio XII. Finalmente fue convocado oficialmente con la constitución apostólica Humanae salutis de 25 de diciembre de 1961
La primera fase del concilio se clausuró por Juan XXIII el 8 de diciembre.
La segunda etapa conciliar comenzó su andadura el 29 de septiembre de 1963. En su discurso de apertura Pablo VI reasumió en cuatro puntos la finalidad del concilio: exposición de la teología de la Iglesia, su renovación interior, la promoción de la unidad de los cristianos y, por último, el diálogo con el mundo contemporáneo.
“Este sacrosanto Concilio se propone acrecentar de día en día entre los fieles la vida cristiana, adaptar mejor a las necesidades de nuestro tiempo las instituciones que están sujetas a cambio, promover todo aquello que pueda contribuir a la unión de cuantos creen en Jesucristo y fortalecer lo que sirve para invitar a todos los hombres al seno de la Iglesia.”
El tercer período de sesiones se abrió el 14 de septiembre de 1964 con una solemne concelebración de Pablo VI con 24 padres conciliares, que expresaba de forma emblemática la renovación litúrgica aprobada en la sesión anterior.
asistieron unos 2.540 padres conciliares
Del 22 de octubre al 13 de noviembre se discutió la reforma litúrgica, en la que se introducían importantes modificaciones, siendo una de las más espectaculares la de permitir el uso de las lenguas vernáculas en la celebración de la eucaristía y de los demás sacramentos. La votación del 14 de noviembre sobre el esquema de liturgia tuvo un amplio respaldo.
Fue por tanto el más grande en cuanto a cantidad (Calcedonia 200; Trento poco más de 250, Vaticano I, 750)
El Concilio constó de cuatro sesiones: la primera de ellas fue presidida por el Papa Juan XXIII en el otoño de 1962, quien falleció un año después el 3 de junio de 1963. Las otras tres etapas fueron convocadas y presididas por su sucesor, el Papa Pablo VI, hasta su clausura en 1965. La lengua oficial del Concilio fue la lengua latina.
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