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Los bosques tienen un gran interés económico y, sobre todo, un extraordinaria importancia para el medio ambiente. Los bosques absorben el dióxido de carbono, contribuyendo en la lucha contra el cambio climático; son el medio natural para multitud de especies animales y vegetales; cubren los suelos, los enriquecen aportándoles humus y les protegen de la erosión y la desertificación; refrescan las temperaturas de la superficie terrestre y colaboran en la evaporación de agua a la atmósfera, por lo que resultan una parte fundamental en el ciclo del agua.
Cuando se pierde superficie forestal por la acción de la actividad humana hablamos de deforestación. Muchas superficies boscosas se deforestan para obtener madera, ganar tierras cultivables, crear pastos para el ganado, explotar los minerales del suelo o construir vías de comunicación y viviendas.
Algunos estudios afirman que las selvas tropicales han absorbido el 18% del dióxido de carbono generado por la actividad humana. Si se pierden estos bosques, aumentará la proporción de este gas en la atmósfera.
Otro grave efecto de la tala masiva de árboles es la degradación del suelo. Como el suelo de selva tropical es muy frágil, cuando se talan los árboles queda expuesto a la fuerte radiación solar, que degrada los compuestos orgánicos y lo deja inutilizable.
Aunque se efectúen repoblaciones, la mayor parte de los animales y plantas desaparecen cuando se tala el bosque, ya que están adaptados a ecosistemas a los que crecen hasta 100 especies diferentes de árboles y plantas en una hectárea. En cambio, al repoblar, solo se plantan una o dos especies distintas.
La pérdida de biodiversidad es una de las consecuencias más graves de la deforestación. En las selvas existen hasta seis ecosistemas que se desarrollan en distintos pisos o alturas. Si se talan los árboles, estos pisos quedan reducidos a uno, el suelo.
En los últimos 5000 años se a perdido alrededor del 30% de la cubierta forestal potencial del mundo. El mayor porcentaje de esta deforestación ha tenido lugar en los últimos 40 años. No obstante, el ritmo de la deforestación va disminuyendo desde el año 2000
Algunos de estos incendios produjeron importantes daños en parques naturales, como Garajonay, Cabañeros, Doñana y el Alto Tajo.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, en 2012 se produjeron casi 16.000 incendios en España, que afectaron a 210.000 hectáreas. Como consecuencia de ello, cerca de 30.000 personas tuvieron que ser evacuadas de sus casas.
Cada verano, los incendios forestales tienen en vilo a miles de personas en España. Las altas temperaturas estivales, la sequedad el terreno y los vientos fuertes y cambiantes contribuyen a que sus efectos sean devastadores.