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Se intenta dar una idea general de las relaciones existentes entre el pasado, el presente y el futuro como objetos de estudio del historiador.
Es el pasado una dimensión permanente de la conciencia humana, un componente constitutivo de la sociedad que para los historiadores es planteado en términos del análisis de la naturaleza de su sentido, al igual que de sus cambios y transformaciones. Tal se compone de un selecto surtido elaborado a partir del infinito número de cosas que se pueden recordar, dependiendo de las circunstancias.
Por consiguiente, aparece dentro del campo de la innovación un sector flexible (tecnología) y uno inflexible ( organización social y la ideología o sistema de valores). De esta forma pasado y presente se interceptan. Sin embargo, no se está exento de que ciertos elementos del pasado sometidos a presión sean incapaces de funcionar de modo adecuado con el presente. Por tal, la sociedad tradicional no es estática o inmutable, aunque se conserve el pasado como modelo de referencia. Resulta en concordancia que incluso, en este sentido, el pasado puede atravesar transformaciones radicales a partir de su abandono como modelo de referencia; notarlo es sencillo en un posterior intento de recuperación del mismo, ya que su reconstrucción resulta ser parcial respecto a lo que era.
De igual modo, si así se pretende, el pasado se puede convertir en artilugio o mentira.
El autor plantea que en la medida en que se admite la innovación -desde un punto de vista social- se genera un problema de rechazo sistemático del pasado evocando el “progreso”. Ahora bien, tal parece que existe una menor dificultad en aceptar la novedad cuando esta es asociada a transformaciones que se ejercen sobre la naturaleza, y que se suscita mayor aversión cuando se compromete con implicaciones sociales y humanas que propician un encuentro con el miedo que representa la conmoción que acompaña dicho cambio.
Pese a todo, el pasado continúa siendo la herramienta analítica más útil al momento de enfrentarse al cambio constante y se descubre la historia como un proceso de cambio direccional, de desarrollo o evolución. En síntesis, lo que legitima y explica el presente deja de ser el pasado pensado como un conjunto de puntos de referencia, pasa en cambio a ser considerado como proceso de conversión en el presente y en la que la comprensión a posterioridad es la forma mas convincente que adopta la sabiduría del historiador.
En tal campo, aparece el historicismo como método práctico de extrapolación de las tendencias del pasado al futuro, una especie de predicción que confirma que frente a la introducción de innovaciones se hace necesario recurrir a la historia para tratar de averiguar las características que tendrá, aunque aclara, que el identificar tales tendencias no equivale a poder predecir las consecuencias concretas que las circunstancias tendrán.
Cerrando este aparte, Hobsbawm hace mención de dos problemas concretos del pasado en su uso social: uno como genealogía y el otro como cronología. En cuanto a la primera, apunta hacia buscar el cómo y el porqué y cuestiona su conversión en prescindible al igual que el momento en el que ello sucede.
El segundo, conduce al considerar oportuno dejar constancia del transcurso del tiempo y la sucesión de los acontecimientos se determinada sociedad, en términos del autor, la cronología es fundamental para el significado histórico del pasado. Comenta: “ estamos inmersos en el pasado, como un pez lo está en el agua, y no podemos escapar de él. Pero nuestra forma de vivir y movernos en este medio hacen necesarios el análisis y el debate”.
Se da comienzo al capítulo evocando la relación imprescindible entre pasado, presente y futuro y nuestra posición respecto a ellas; se constituye en esto el esbozo de la “experiencia” de la cual los historiadores son el banco de memoria encargados de la recopilación y de darle forma; se da por sentado entonces, enlazado a las funciones de la historia, la capacidad de proporcionar un modelo re-construido a modo satisfactorio en su retorno a lo remoto.
Una de las tareas de las que debe ocuparse el historiador es precisamente desmantelar cualquier tipo de mitología; de igual forma debe señalar que el cambio no es ni puede ser totalmente universal
Ahora bien, comenta que si centramos nuestra atención en lo permanente, no podremos explicar lo que ha experimentado una evidente transformación, a menos que se tenga convicción en que no es posible un cambio histórico, sino la mezcla y la variación
En este sentido, la historia puede mostrar pautas y mecanismos generales el cambio histórico, más concretamente los relativos a las transformaciones sufridas por las sociedades humanas durante los últimos siglos en los que los cambios se han generalizado y aumentado. Es esto, más que cualquier posible predicción, lo que tiene una relación directa con la sociedad contemporánea y con su porvenir. Corresponde a los historiadores conocer el pasado mejor que a otras personas.
Sin embargo, dentro del contexto “predictivo” que se le atribuye, la experiencia histórica muestra que nadie aprende nunca de ella, esto se debe en gran medida a dos fuerzas: el enfoque ahistórico y tecnicista que promueve la resolución de problemas mediante el uso de modelos y dispositivos mecánicos, lo cual encuentra inconveniente en el hecho de que carece de perspectiva; y la segunda, la distorsión sistemática de la historia con fines irracionales que tienden a convertir en mito con el ánimo de la autojustificación. Esta es la historia comprendida como ideología o fuente de inspiración.
El autor con este texto intenta acercar a los lectores a varias cuestiones fundamentales como :
¿que es la Historia?, ¿para que sirve?, ¿de que trata?, ¿cual es la función del historiador?. Cabe
“Orígenes”
“Pasado”
“Ciencia”
Historiador de nacionalidad francesa. Fue precursor de ver la “Historia” con un enfoque económico y social. Tras su participación el la Primera Guerra Mundial, hizo su tesis sobre historia medieval y esto trajo consigo que tuviera un puesto en la Universidad de Estrasburgo. Allì conoció a Febrvre, persona con la cual fundò la revista Annales d'histoire économique et sociale. Con esta revista, el enfoque económico-social se hizo más notorio en la historiografía francesa, a manera de introducción. Antes de ser fusilado, escribió sus libros más significativos: Los reyes taumaturgos (1924), Los caracteres originales de la historia rural francesa (1931) y La sociedad feudal (1939-1940). Cabe destacar que en el año de 1936, Bloch pasó a ser profesor en en La Sorbona, planteando allì su nueva perspectiva para ver la Edad Media, y ésto causó un que la visión académica de este periodo de la Historia cambiará.
El autor pertenece a la muy conocida Escuela de los Annales
“Presente”
“Historiador”
“La Historia”
“El tiempo”
Bloch, M. (1952). La historia, los hombres y el tiempo. In M. Bloch, Introducción a la historia (4th ed., pp. 25-51). México: FCE.
Bloch, M. (1952). La observación histórica. In M. Bloch, Introducción a la historia (4th ed., pp. 52-80). México: FCE.
Los grandes hombres descubren en todo momento la situación real de las cosas y de los recursos de poder, y no se dejan cegar por las simples apariencias ni aturdir por el clamor del momento. Son personas con gran fuerza de voluntad y con gran control de la situación. Ellos saben que están hechos para ser obedecidos. Pero es la grandeza del alma la que hace que los demás le sigan. Sin embargo, a veces, para el autor resulta difícil diferenciar esta grandeza del simple poder. Esto se debe a que se acrecienta en grandes proporciones.
La grandeza, por otra parte hace que la colectividad le de poder, esplendor y perdón de los crímenes. Incluso, los grandes hombres, si tienen éxito, pueden ganar protección de la masa. Estos hombres también perduran como ideales que tienen un alto valor para el mundo, sobretodo para sus naciones respectivas. Son figuras que son capaces de suscitar emociones y conmueven bastante a la multitud, Los grandes hombres son necesarios en la vida de la humanidad, para que se vayan liberando de las formas de vida ya caducas, y para que la grandeza les permita llegar a una dicha espiritual superior.
Para Bloch es claro que la Historia “no es el estudio del pasado”. En primera instancia, porque el pasado no puede ser un objeto de estudio científico, porque el pasado son fenómenos dispersos, que no tienen nada en común y por ende no tienen una cohesión. Todos estos acontecimientos si tienen una historia, pero no tienen un lugar habitual. El objeto de estudio de la Historia, por tanto, para Bloch, son los hombres.
Para este autor, cada ciencia tiene su propio lenguaje. El hecho de que el lenguaje de la Historia no sea numérico, como el de la Matemática o Física, no significa que no sea una ciencia. La información de la Historia, como trata con hechos humanos, adquiere un carácter delicado y cambiante, haciendo que ésta información sea imposible, según este historiador, de delimitar mediante modelos matemáticos. Los hechos históricos, por ende tampoco son cuantificables.
Tomando en cuenta los planteamientos anteriores, Bloch concluye que la Historia es la ciencia que estudia a los hombres en el tiempo.
Historiador suizo, enfocado en la historia del arte y de la cultura. Fue un critico fuerte de la “cultura industrial” En contraposición a esta tendencia creó una nueva teoría de la Historia conocida como “historia de la cultura”.
Para este autor, el desarrollo de los tiempos debe estar fundamentado en 3 elementos: Religión, Estado y Cultura. Bucrckhardt prefiere tener una visiòn global de los hechos históricos. Estudio a fondo épocas diversas como la Antigua Grecia y el Renacimiento, tambièn dedicò estudios a la historiografía y problemas políticos.
El libro Reflexiones sobre la historia universal fue producto de las 3 veces que el autor dictò un curso en la Universidad de Basilea. Bucrckhardt ordenó que se quemaran todos los manuscritos que él produjo como producto de esta actividad como profesor. Sin embargo, su sobrino y seguidor Jacob Oeri les dio forma de libro y lo publicò en 1905. Este libro o manuscrito nunca pretendió ser una teorìa sistemática de la Historia
“los grandes hombres”
“La grandeza histórica”
Burckhardt, J. (1996). El individuo y la colectividad (La grandeza histórica). In J. Burckhardt, Reflexiones sobre la historia universal (2nd ed., pp. 264-308). México: FCE.
Burckhardt, J. (1996). Sobre la dicha y el infortunio en la historia universal. In J. Burckhardt, Reflexiones sobre la historia universal (2nd ed., pp. 309-331). México: FCE.
“Es la ciencia de los
hombres en el tiempo”
El autor tiene mucha curiosidad por la palabra grandeza. Pero no quiere saber què significa esto, sino más bien como se desarrolla o se observa esta palabra a través de los “grandes hombres” que han dejado su huella en varios ámbitos, como la poesía, la escultura, la pintura, en las leyendas de los pueblos y finalmente en la historia universal. En otras palabras, a través de la palabra grandeza, quiere ver el objetivo central de lo que se conoce como historia universal También quiere ver qué relación existe entre el alma, la palabra grandeza y el desarrollo de la humanidad.
Es una perspectiva muy diferente a la que se está acostumbrado a escuchar. Es probable que Burckhardt hubiera tenido algún contacto con el término introducido de Lefebvre “historia desde abajo”, se pudiera haber dado una discusión académica interesante. Pero, ¿será que Burckhardt habrá estado del todo de acuerdo con Lefebvre? Porque es claro que ambos autores tienen tendencia a la historia social. La teoría de la historia de Burckhardt hubiera podido ser un buen sustento teòrico para la historia de los grandes héroes no solo en Europa, sino en el mundo. Sin embargo, parece ser que este autor es más bien poco conocido.
La historia no tiene principio ni fin
Entender la historia de las sociedades bajo 3 elementos: Estado,Iglesia y cultura
Es la menos científica de todas las ciencias
Narrativa de forma “plástica”
“El Gran Hombre”
Bloch, M. (1952). La historia, los hombres y el tiempo. In M. Bloch, Introducción a la historia (4th
ed., pp. 25-51). México: FCE.
Bloch, M. (1952). La observación histórica. In M. Bloch, Introducción a la historia (4th ed., pp.
52-80). México: FCE.
Burckhardt, J. (1996). El individuo y la colectividad (La grandeza histórica). In J. Burckhardt,
Reflexiones sobre la historia universal (2nd ed., pp. 264-308). México: FCE.
Burckhardt, J. (1996). Sobre la dicha y el infortunio en la historia universal. In J. Burckhardt,
Reflexiones sobre la historia universal (2nd ed., pp. 309-331). México: FCE.
Jacob Burckhardt | Biografía de grandes historiadores. (2015). Metahistoria. Retrieved 8 August
2016, from http://metahistoria.com/jacob-burckhardt/
Marc Bloch Bibliografìa. (2016). Marcbloch.fr. Retrieved 7 August 2016, from
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Navarro, J,. (2000). Jacob Burckhardt, el escepticismo histórico y el pesimismo político. Res Publica,
6, 111-112. Retrieved from https://revistas.ucm.es/index.php/RPUB/article/viewFile/45936/43172
¿qué
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA, SEDE MEDELLÍN
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y ECONÓMICAS
PROGRAMA DE HISTORIA
HISTORIOGRAFÍA III
El autor a lo largo del texto hace reflexiones sobre la historia y sobre su significado partiendo del estudio de temas como la identidad de Europa, la Revolución Rusa, Marx, la capacidad de predicción, la barbarie, etc.
En un primer momento y de manera introductoria, Hobsbawn desarrolla los siguientes postulados:
Resalta que “la historia de los países atrasados en Europa a lo largo de los siglos XIX y XX resulta estar marcada por el esfuerzo de ponerse al nivel del mundo desarrollado por medio de estrategias de imitación. La adopción de modelos foráneos.
Resulta entonces que la adopción de tales modelos delata un descontento con el pasado, desilusión con el presente y dudas respecto al futuro; sin embargo, tal situación trae consigo la pérdida de culpabilidad por los fracaso e inseguridades propios ya que resulta ser más fácil culpar al extranjero.
Anexa a tal idea que el pasado resulta ser un factor esencial (materia prima) de las ideologías y que este no está exento de modificaciones e innovaciones. Se desarrolla por ende al rededor de la historia un fenómeno que pretende justificar el presente con la manipulación sistemática de los acontecimientos pasados. Ello ocurre porque se encuentra en el pasado la legitimación de lo actual puesto que proporciona un trasfondo más glorioso.
En este hilo, el autor subraya que la historia como oficio resulta ser tan dañina y peligrosa como la física nuclear. Tal situación exige mayor responsabilidad con respecto a los hechos históricos y a las críticas y abusos que se le hagan a la Historia ya que se puede desdibujar la frontera que separa la realidad histórica de la ficción, claro está, visto desde la perspectiva político-ideológica que tanto le interesa a Hobsbawm.
Exhorta a que el historiador no puede inventar los hechos que estudia, debe tener a su alcance como punto de partida pruebas fidedignas. Se debe luchar entonces contra los intentos de sustituir la historia por el mito y la invención: esta no es una memoria atávica ni una tradición colectiva. Importantísimo es permanecer al margen de las pasiones de la política de la identidad, incluso si se comparten.
Ahora bien, tal labor (la del historiador) existe por el bien de las personas comunes y corrientes.
"Deber del Historiador"
"Pasado"
"historicidad"
Hobsbawm, E. (2016). Dentro y fuera de la historia. In E. Hobsbawm, Sobre la historia (2nd ed., pp. 13-22). Barcelona: Crítica.
Hobsbawm, E. (2016). El sentido del pasado. In E. Hobsbawm, Sobre la historia (2nd ed., pp. 23-37). Barcelona: Crítica.
Hobsbawm, E. (2016). ¿Qué puede decirnos la historia sobre la sociedad contemporánea?. In E. Hobsbawm, Sobre la historia (2nd ed., pp. 38-51). Barcelona: Crítica.
Hobsbawm, E. (2016). Con la vista puesta en la mañana: la historia y el futuro. In E. Hobsbawm, Sobre la historia (2nd ed., pp. 52-69). Barcelona: Crítica.
Historiador británico, uno de los más prestigiosos en el ámbito de la historiografía contemporánea de orientación marxista, autor de diversas obras sobre la revolución industrial, los movimientos sociales preindustriales, la historia europea contemporánea y la metodología de la historia.
Con sólo catorce años se afilió al Partido Comunista en Berlín, para después incorporarse, en 1936, al Partido Comunista Británico.
Fue hasta la década de 1960 cuando comenzaron a publicarse sus trabajos historiográficos, y empezó entonces a ser reconocido a nivel internacional.
Se especializó en el estudio de la historia contemporánea, sin excluir de su campo la historia más reciente, que caracterizó en El siglo breve (1996), título que alude al siglo XX y que el historiador circunscribió al período comprendido entre 1914 (inicio de la Primera Guerra Mundial) y 1991 (desaparición de la URSS). Entre sus libros destacan La era de la revolución (1962), La era del capitalismo (1975), La era del imperio (1987), Historia del siglo XX (1994), Sobre la historia (1998) y Guerra y paz en el siglo XXI (2007).
La aplicación de su visión marxista contribuyó a la construcción de la disciplina de la historia social, que aspiraba a enterrar la tradición historiográfica victoriana, orientada a los grandes personajes. De forma paralela, centró sus estudios en el desarrollo de las tradiciones, la crítica hacia las invenciones de las élites y los contextos de la construcción de los modernos estados-nación, señalando asiduamente las conexiones entre el devenir político y sus causas económicas.
En estos artículos se encamina hacia asuntos teóricos, epistemológicos y de método histórico.
Se aclara: “el marxismo es la concepción de la historia como un proceso en que los hombres son sujetos de la historia (éste es su poder y es su libertad) y objetos de la historia (ésta es su impotencia y es su servidumbre), además de que el historiador está sometido a la sociología del conocimiento, es decir a la explicación que la historia propone del saber histórico, convirtiéndolo en una historia interminable, nunca definitiva”.
Como práctica, la historia es una narración ficticia que se vale de documentos fidedignos: Ficticia porque el pasado es una ficción hecha desde el presente y variable, según varía el mismo presente.
En la historia sólo caben las previsiones como tendenciales y no como proféticas.
Desde luego, esta posición excluye cualquier pretensión científica del historiador (definido como investigador erudito del pasado) y sustrae a la historia del ámbito positivista, donde es considerada una ciencia natural, perfectamente predictiva.
Surgen en mi varios cuestionamientos suscitados a partir de su lectura:
Resulta entonces la Historia definida por el oficio del historiador ?
El historiador se ve entonces en el deber de revelar el origen de los acontecimientos, buscando en el pleno cumplimiento de lo atribuido a su trabajo, exponer verdades que se escanean conforme a las necesidades e intereses del período desde el que se hace?
De esta manera ¿actúa la historia como juez en el desarrollo y evolución? ¿bajo el marco de mito o invención de los acontecimientos se construye identidad?
Si como dice Hobsbawn “para aprender de la historia, o de cualquier otra cosa, son necesarias dos personas: una, para suministrar la información y la otra, para escucharla”, entonces ¿la historia, deja de existir en tanto que encuentre limitación en el lenguaje y en la comunicación?
Se puede afirmar que los trabajos de Hobsbawm implican un cambio radical de los "héroes históricos"; desde su perspectiva, la sociedad y especialmente los trabajadores eran los sujetos trascendentes de la historia.
Postulaba que los "periodos" en la historia no se contabilizan al compás de los años, sino de los procesos sociales y económicos.
Ser historiador era un importante y necesario oficio cuya esencia era"recordar lo que otros olvidan, aunque algunos quieran que se olvide"