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RECONOCIMIENTOS HISTORICOS
La actitud de los numantinos impresionó tanto a Roma que los propios escritores romanos ensalzaron su resistencia, como Plinio o Floro, convirtiéndola en un mito, que se unió a los de otras ciudades y pueblos de la península que lucharon hasta el final. Esta lucha ha dejado huella en la lengua española, que acoge el adjetivo:
-Numantino: "Que resiste con tenacidad hasta el límite, a menudo en condiciones precarias"
Miguel de Cervantes dramatizó el hecho histórico del famoso asedio a la ciudad en su tragedia El cerco de Numancia, escrita y representada hacia 1585. Durante la invasión francesa se reavivó el mito numantino al establecerse un claro paralelismo entre la resistencia celtíbera y la española.
El yacimiento fue declarado Monumento Nacional por Real Orden en 1882; por lo que gozó de la protección del Estado y la Comisión de Monumentos de Soria.
El pintor Alejo Vera realizó en 1881 el cuadro Los últimos días de Numancia; en 1886 se colocó un obelisco en recuerdo de los numantinos por el 2º Batallón del Regimiento de San Marcial.
A comienzos del siglo XX, en el reinado de Alfonso XIII, se volvió a prestar interés a Numancia. En recuerdo a la ciudad hispana, se ha dado el nombre de Numancia a una ciudad en Aklan, Filipinas, a varios barcos y a unidades militares. En 1936, durante la Guerra Civil Española, un regimiento llamado Numancia tomó el pueblo toledano de Azaña, y le cambió el nombre por el actual de Numancia de la Sagra.
CONQUISTA Y ASEDIO DE NUMANCIA
Algunos pueblos [arévacos, tittos, bellos, vacceos y lusitanos] no se sometieron al pueblo romano y fomaron una heroica resistencia en una fase intermedia de la conquista. Ciudades como Numacia y Termancia mandaron a Roma embajadas para tratar con el Senado romano.
El cónsul Cecilio Metelo fue el conquistador y el causante de la sumisión de gran parte de la península, pero ante la resistencia de las ciudades de Numancia y Termancia, fue sostituido por Quinto Pompeyo Aulo, quién también fracasó intentando someter a las dos ciudades.
En el 153 a.C. Numancia contaba con un sólida muralla de protección y con un ejército de unos 20 000 soldados a pie y 5000 jinetes, cifra que fue descendiendo a medida que las Guerras Celtíberas avanzaban, debido a que Roma fue controlando más territorios y, por tanto, existían menos posibilidades de reclutar defensores en las regiones contiguas. Fluvio Nobilior aprovechó la oportunidad para asediar la ciudad levantando un campamento.
Al poco el rey númida, aliado de Roma, le envió refuerzos, entre los que destacaban 10 elefantes, lo que hizo que Nobilior iniciara el ataque a la ciudad.
ARQUEOLOGÍA
El tiempo borró de la memoria la situación geográfica de Numancia y su emplazamiento sólo se podía adivinar, de forma poco aproximada, por los escritos que habían dejado los romanos. Algunas teorías la ubicaban en Zamora hasta 1860, cuando Eduardo Saavedra descubrió el emplazamiento real de las ruinas de la ciudad. También, en el siglo XVI, el erudito Fray Antonio de Guevara en una carta al duque de Nájera, don Antonio Manrique, y su hermano el arzobispo de Sevilla en la que discutían si Numancia estaba en Zamora o Soria, Guevara da la indicación de que Numancia se halla en Garray. Los emplazamientos de los campamentos romanos alrededor de la ciudad fueron establecidos por Adolf Schulten. Las excavaciones arqueológicas regulares del lugar comenzaron en 1906 y continúan 100 años después.
RENAUDACIÓN DE LA GUERRA
El 141 a. C. se nombró cónsul a Quinto Pompeyo Aulo, rival político de Metelo, que no destacó precisamente por su labor militar, ya que tras un año de campaña lo único que había conseguido era estrellarse contra las murallas de Numancia y Termancia. Popilio Laenas, el nuevo cónsul, atacó a Numancia, pero tras ser derrotado decidió saquear los campos de cereales de los vacceos para justificar su actividad militar. La ineptitud militar llegó a su punto más alto con Cayo Hostilio Mancino en el 138 a. C., quien atacó a Numancia , y al retirarse fue rodeado por los numantinos, menos de 4000, y tuvo que capitular para salvar su vida y la de los soldados. Los numantinos se limitaron a desarmar al ejército romano a cambio de la paz. Fue llamado a Roma con los embajadores numantinos que, como nación bárbara, acampaban a las afueras de la ciudad.
Como castigo, fue humillado por los propios romanos ante las murallas numantinas siendo ofrecido a los numantinos para que hicieran con él lo que quisieran: lo dejaron desnudo con las manos atadas a la espalda, en una ceremonia increíble teniendo en cuenta la enorme desigualdad de fuerzas entre ambos ejércitos. La suerte corrida por Mancino hizo que los siguientes tres cónsules romanos, Marco Emilio Lépido Porcina , Lucio Furio Filón y Quinto Calpurnio Pisón 135, no se atrevieran a atacar Numancia.
Estos 18 años de lucha con concesiones y dilaciones contribuyeron a que quedara finalmente como uno de los baluartes hostiles a Roma.
ESTRUCTURA DE NUMACIA
Las calles se orientaban en dirección este-oeste, excepto dos calles principales en dirección norte-sur. Todas estaban diseñadas de manera que pudiesen cortar el viento norte. Poseían una estructura entrecortada. En cada cruce, las calles continuaban en el mismo sentido pero un poco más a la izquierda o un poco más a la derecha, con el fin de que las esquinas de las casas cortasen el viento.
Cuando llovía, los desagües de las casas vertían el agua y el lodo a la misma calle. La presencia del río Duero implicaba zonas encharcadas en el territorio.
Las casas se agrupaban en manzanas y se alineaban aquellas más cercanas a la muralla.Un elemento interesante era la presencia de corrales rectangulares, anejos a las casas.
Una muralla reforzada por varios torreones, con cuatro puertas de entrada y salida, defendía a sus habitantes, que podían vivir de modo permanente en un número de 2.000.
PRIMERA BATALLA DE NUMACIA
Parecía que los elefantes iban a ser una fuerza determinante, pero la caída de una enorme piedra hirió a uno de los elefantes, que enloqueció y cargó contra los atacantes romanos. El desorden que se generó fue tal que los celtíberos aprovecharon la ocasión para atacar a los sitiadores y matar a unos 4000 romanos.
Fulvio Nobilior no quiso intentar nada más e invernó en su campamento con escasez de víveres y recibiendo continuos asaltos de los numantinos.
Al año siguiente, fue nombrado cónsul Claudio Marcelo, con el que los celtíberos lograron un acuerdo de pacificación que no fue aceptado por el Senado romano. Tras esta negativa, los numantinos llegaron a un acuerdo de paz que se mantuvo en la Celtiberia hasta el 143 a. C. En este año, tras varias victorias del lusitano Viriato sobre los romanos, éstos levantaron de nuevo en armas. La rebelión se consideró muy grave en Roma por lo que se decidió enviar un fuerte ejército al mando del cónsul Cecilio Metelo, y además se solicitaron las fuerzas de un honorable soldado de la guardia pretoriana,llevó consigo 1500 pretorianos veteranos los cuales hicieron historia en batallas como la de Numancia. Laureado que venía de combatir en Macedonia, Metelo estuvo en Hispania dos años y mostró un talante moderado, lo que llevó a los numantinos a negociar una paz que les convertiría en amigos y aliados de Roma. Sin embargo, el día en que debía ratificarse el acuerdo se negaron a entregar las armas. La ruptura del pacto enfadó enormemente a Roma, que consideró que la osadía de este pequeño reducto en los límites occidentales del Imperio no podía ni debía ser tolerada, ya que se había convertido en una prueba para el prestigio militar romano.
INTRODUCCIÓN
Numancia es el nombre de una desaparecida población celtíbera situada sobre el Cerro de la Muela, en Garray. Desde tiempo inmemorial, dicho cerro era propiedad de la familia Marichalar. Luis de Marichalar, Vizconde de Eza lo donó al Estado en 1917.
En el año 153 a. C. tiene lugar el primer conflicto grave con Roma, al dejar entrar en la ciudad a unos fugitivos de la tribu de los bellos, procedentes de la ciudad de Segeda (actualmente sus restos están situados entre Mara y Belmonte de Gracián en Zaragoza). Los numantinos consiguieron derrotar a un ejército de
30 000 hombres mandados por el cónsul Quinto Fulvio Nobilior, pero su jefe, Caro de Segeda, murió en la batalla.
Tras veinte años repeliendo los continuos e insistentes ataques romanos, en el año 134 a. C., el Senado romano confirió a Publio Cornelio Escipión Emiliano, El Africano Menor, la labor de destruir Numancia, a la que finalmente puso sitio, levantando un cerco de nueve kilómetros apoyado por torres, fosos, empalizadas, etc. Tras trece meses de hambruna y enfermedades, agotados sus víveres, los numantinos decidieron poner fin a su situación en el verano del año 134 a. C. Algunos de ellos se entregaron en condición de esclavos, mientras que la gran mayoría decidieron suicidarse.
TOPONIMIA
El nombre de Numancia lo conocemos por los autores latinos anteriormente citados a partir del siglo II a. C. debido a su enfrentamiento con Roma.
Numancia sería una palabra celta de origen indoeuropeo que podría significar:
ORIGEN Y SITUACIÓN
No está muy claro si era una ciudad que pertenecía al pueblo de los pelendones o de los arévacos.
La principal fuente de datos sobre la antigua vida en Numancia proviene de la arqueología, puesto que apenas subsisten restos escritos sobre la vida normal de sus habitantes.
La ubicación geográfica de la ciudad celtíbera se sitúa en el Cerro de la Muela de Garray, un punto estratégico delimitado por las montañas del Sistema Ibérico, desde el Pico de Urbión hasta el Moncayo, y rodeado por los fosos del río Duero y su afluente, el río Merdancho. Su superficie pudo haber llegado a las ocho hectáreas.
Su primera ocupación data del Calcolítico o comienzos de la Edad del Bronce, (entre el 1800 a. C.-1700 a. C.). Perduraría un asentamiento de la cultura castreña de la Edad del Hierro hasta el siglo IV a. C.
Tras ser arrasada por Roma, la ciudad no estuvo mucho tiempo sin ser ocupada, encontrándose restos de poblamiento pertenecientes al siglo I a. C. Esta época se caracteriza por un urbanismo bastante regular, aunque sin grandes edificios públicos. En el siglo III comienza su decadencia (aunque se han encontrado restos romanos del siglo IV).