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El término CANON = κανών (kanon) ,tomado por los griegos de los semitas, quienes a su vez lo habían tomado de los sumerios , en su acepción original significaba “caña”. Dado que las cañas se usaban generalmente como varas de medición, la palabra adoptó diversos significados relacionados con las medidas , entre ellos: “regla”, ”norma” , ”ley” , ”límite” , ”lista”, ”índice”.
Diferencias del Canon del Antiguo Testamento
Aún pese al entrometimiento de Marción y sus herejías , los cristianos que seguían su doctrina dualista, no fueron los suficientes como para convencer a los cristianos que seguían la sana doctrina, de deshacerse de la relación entre la Iglesia e Israel, los cristianos de ese tiempo mantuvieron su fe firme de que Dios estaba preparando su advenimiento y el AT daba testimonio de esa preparación.
El reto de Marción abrió los ojos de la Iglesia para normar las sagradas escrituras, abriendo paso a un hecho histórico que es muestra de lo que la Iglesia de hoy necesita , unión y firmeza en nuestra fe para no abrir paso a los opositores de Cristo y su Palabra.
En cuanto al contexto de formación y el trabajo conjunto de los eruditos de la época se puede concluir que: La voluntad de Dios estuvo presente en la formación del canon del antiguo testamento pues los 39 libros que conocemos contienen inspiración de Dios pues cada uno de los rollos hablaban con autoridad al pueblo de Israel .
Gracias
PERSONAJES DE INJERENCIA EN EL CANON DEL AT.
La formación del Canon de Antiguo Testamento comprendió 4 pasos:
1.Palabras pronunciadas con autoridad
2.Documentos autoritativos
3.Colecciones de escritos
4.Canon establecido
Cuando los judíos perdieron su templo en la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C. y vieron su fe desafiada por el surgimiento del cristianismo, se aferraron a las Escrituras en busca de seguridad y unidad, pues corría peligro ni más ni menos que su identidad religiosa. La concentración en las Escrituras dio como resultado el canon hebreo tal como se lo conoce hoy. La sede religiosa judía en Jamnia (Jabneelo Jabnia; Jos. 15.11; 2 Cr. 26.6), en el sudeste de Judá, pasó a ser el eje de las discusiones sobre el canon. El proceso exacto por el cual los rabinos llegaron al veredicto final en el 90 d.C. Quizá se llegó al veredicto por el consenso alcanzado en el uso corriente y no por un debate oficial en cierto «concilio de Jamnia».El consenso de los rabinos y la reafirmación de los apóstoles respaldan la idea de que el Antiguo Testamento que Jesús conoció comprendía los treinta y nueve libros que hoy poseemos. Estos presentan, de una forma que no lo hacen los libros apócrifos, los acontecimientos y el significado de la historia de la redención. Se trascienden a sí mismos, apuntan a un día y a una liberación que están más allá de su propio alcance. Según el testimonio de estos mismos libros, la historia de la redención desfila a través de sus páginas hacia un cumplimiento futuro.
Para el pueblo de Israel, el principio de canonicidad comenzó cuando recibieron la ley por medio de Moisés en el monte Sinaí. Dios pronunció palabras duras, el pueblo se comprometió a obedecerlas y Moisés las puso por escrito (Ex. 24.3s.). Las semillas de la canonicidad ya se hallaban presentes aún antes, cuando el pueblo, al tomar cada vez mayor conciencia del papel especial que le tocaba a Israel en el plan de redención, atesoró los mandamientos y las promesas hechas a los patriarcas como palabras sagradas que servían de fuente de fuerza y consuelo.
La principal referencia judía al canon aparece en el tratado talmúdico Baba Bathra, cuya sección pertinente data del siglo I o del siglo II a.C. Allí se sugiere claramente la división en tres grupos y se enumeran los autores de la mayoría de los libros; todos ellos están incluidos en el canon protestante. En el Nuevo Testamento, Jesús se refiere a «la ley de Moisés... los profetas y... los salmos» (Le. 24.44), pero con mayor frecuencia se llama al Antiguo Testamento «la ley y los profetas» (p.ej., Mt. 5.17; Le. 16.16), en cuyo caso es indudable que los Escritos y los Profetas se toman en conjunto. Los autores del Nuevo Testamento nunca citan los escritos apócrifos de manera directa, y hay base para suponer que el Antiguo Testamento utilizado por ellos era idéntico al que conocemos hoy. Asimismo, si bien no es posible establecer el contenido exacto del canon, ninguna evidencia indicaría que Filón (On the Contemplative Life ii.475) o Josefo (Contra Apión i.8), ambos contemporáneos del Nuevo Testamento, incluyeran algún libro que hoy no forme parte del Antiguo Testamento.
En Deuteronomio 31.24-26, «acabó Moisés de escribir las palabras de esta ley en un libro» y ordenó a los levitas que lo pusieran «al lado del arca del pacto ... Y esté allí por testigo contra ti».3 La autoridad preceptiva de este libro fue confirmada a Josué: «Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él...» (Jos. 1.8).
El redescubrimiento del libro de la ley en el año dieciocho del reinado de Josías (621 a.C.) Fue un hito en el desarrollo del canon del Antiguo Testamento (2 R. 22)
La división tradicional de las escrituras hebreas en Ley, Profetas y Escritos quizá señala las etapas de la formación del canon además de indicar diferencias de contenido. Es probable que los cinco libros de Moisés, llamados también la «Ley» («Torá») o «Pentateuco», se hayan concluido básicamente con la forma actual alrededor de la época de David.
Katherine Caytuiro
Sofia Infante