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"Las enseñanzas de los Santos Padres dan testimonio de la presencia viva de esta Tradición (apostólica), cuyos tesoros se transmiten a la práctica y a la vida de la Iglesia creyente y orante. Por esta Tradición conoce la Iglesia el Canon íntegro de los libros sagrados". Dei Verbum 8
Aprender qué entendemos por "canonicidad" y a distinguirla de la "inspiración".
Hacemos conscientes de que tanto
el Pueblo de Dios del AT como la
Iglesia vivieron un tiempo (largo en
el AT) más corto en la Iglesia (pero
importante) sin tener el Antiguo
Testamento ni el Nuevo tal como nosotros lo tenemos ahora.
Caer en la cuenta de la importancia
que para establecer el canon tiene la
relación entre Biblia e Iglesia.
La Tradición apostólica hizo discernir a la Iglesia qué escritos constituyen la lista de los Libros Santos (cf. DV 8,3).
Esta lista integral es llamada «canon» de las Escrituras. Comprende para el Antiguo Testamento 46 escritos (45 si se cuentan Jr y Lm como uno solo), y 27 para el Nuevo (cf. Decretum Damasi: DS 179; Concilio de Florencia, año 1442: ibid.,1334-1336; Concilio de Trento: ibid., 1501-1504): CIC 120
Otros textos: Dei Verbum rr, 2 Tim 3, 16
UN MOMENTO IMPORTANTE DE LA RELACIÓN
IGLESIA-BIBLIA
Un momento destacado de la relación Biblia e Iglesia es la determinación del "canon" de la Sagrada Escritura.
Es una palabra griega que significa "medida", "regla" o "norma". Aplicada a la Sagrada Escritura, significa el conjunto de libros que son "normativos" (canónicos) por ser inspirados: La Iglesia establece que un libro es canónico" (normativo), porque ese libro es inspirado.
Este proceso duró su tiempo. Fue la Iglesia la que hizo el discernimiento, sobre los libros del Nuevo Testamento, sino también sobre los del Antiguo, de modo que, poniendo a Cristo como centro de toda la revelación, lo estableció como clave nueva de lectura de todo el Antiguo Testamento.
La determinación del "canon de la Sagrada Escritura" por parte de la Iglesia es un buen ejemplo de la relación de la Biblia y la Iglesia. La Biblia no nace separada de la Iglesia, sino que nace en su seno. La Iglesia "no inspira" al autor sagrado (lo inspira el Espíritu Santo), pero la Iglesia "sí discierne" qué libros son inspirados y cuáles no lo son. Y a los que discierne como inspirados, los declara como normativos (canónicos).
Historia del canon del Nuevo Testamento
El canon del Antiguo Testamento
CRITERIOS para la canonicidad:
La Iglesia apostólica y primitiva, que utilizó de preferencia el texto griego del Antiguo Testamento, aceptó como canónicos los 46 de la Traducción de los LXX.
la Biblia judía griega, además del libro de la Sabiduría, incorporó en su canon otros seis libros más: Tobías, Judit, Eclesiástico (o Sirácida, Sirácides), Baruc -incluida la carta de Jeremías-, y I y II Macabeos. Además, los añadidos griegos al Libro de Ester y al Libro de Daniel. Total 7 libros, lo que hace que, de 39 del canon hebreo palestinense, se pasara a 46 del Canon griego.
A estos 7 libros se les llama "deuterocanónicos" ("deutero" en griego significa "segundo"), refiriéndose a que fueron Incorporados al canon del Antiguo Testamento, cronológicamente, en un segundo momento.
Los protestantes, desde la Reforma (s. XV), optaron por el canon hebreo, por lo que el Antiguo Testamento de las Biblias protestantes, tiene sólo 39 libros. Y a los 7 "deuterocanónicos" no los llaman así, sino que los llaman "apócrifos".
a) Criterios externos:
b) Criterio Interno:
c) Criterio de los criterios: "Recepción" o aceptación por la Iglesia:
El pueblo judío tenía hecho "su canon" (la que leían en la sinagoga)...
Existen 2 canones Judíos:
b) Criterio Interno:
Lo que la misma Biblia dice sobre la inspiración, "Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia" (2Tim 3,16).
a) Criterios externos:
c) Criterio de los criterios: "Recepción" o aceptación por la Iglesia:
Cuando se comienza a cerrar el canon, el criterio decisivo es la "Regla de fe ... " es decir, la conformidad o no con la fe apostólica, mantenida en la Iglesia con la asistencia del Espíritu Santo y expresada con frecuencia en el uso litúrgico de los textos.