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Horacio Silvestre Quiroga Forteza nació el 31 de diciembre de 1878 en Salto, Uruguay
buen deportista y amante de la mecánica y la construcción
En 1901 se publicó su primer libro de poesía llamado Los arrecifes de coral. Ése mismo año murieron sus dos de sus hermanos, Prudencio y Pastora, a causa de la fiebre tifoidea.
Profesor de
Castellano
Colegio Británico
y Expedición de las misiones
con Leopoldo Lugones.
-Épico.
-Narrativo
Fantástico
1932, Retiro en misiones
y cáncer.
Su esposa lo abandona
ambiente locura,
alucinación y crímenes de selva
En 1908, se enamoró de una de sus alumnas y consiguió obtener el permiso de sus padres no sólo para el matrimonio sino que vinieron a vivir a la selva con ellos.
1911, nace su hija
1912, nace su hijo
el 19 de febrero de 1937 Horacio Quiroga muere envenenado al tomar un vaso con cianuro.
El cuento “El hijo” escrito por Horacio Quiroga relata una historia de un padre viudo y su hijo que viven en “Misiones”. El padre es muy sobreprotector por que su hijo es lo único que le queda en este mundo y lo quiere demasiado. El hijo es muy alto para tener 13 años y tiene una escopeta la que se llama Saint-Étienne, es calibre 16, cuádruple cierre y pólvora blanca. El hijo sale a cazar con su compañero que se llama Juan , el padre del hijo siempre que lo deja ir a cazar, se preocupa demasiado por que piensa que le va a pasar algo y en los peores casos que iba a morir. Un día que dejo que su hijo fuera a cazar ese día fue el único en el que no se preocupo por su hijo, ya que nunca le había pasado nada. El padre le dijo a su hijo que regresara a las 12:00 y el hijo le contesto “ Que si iba a regresar a las 12:00”. El padre se quedo esperando y escucho el sonido de la escopeta Saint-Etienne, el padre pensó que su hijo había matado 2 pájaros y ya eran las 12:00, el padre se preocupo por que su hijo no llegaba y cuando eran las 12:30 el padre decidió salir a buscar a su hijo. Al salir a buscarlo gritaba “chiquito” para ver si su hijo le contestaba. Después de un tiempo por fin encontró a su hijo, fue y lo abrazo, en ese momento lo llevo a su casa. Cuando la realidad era que su hijo se encontraba enredado en un alambre de púas y estaba muerto desde las 10 de la mañana.
El Narrador
El Padre
El Hijo.
Espacio
Tiempo
Oscar Alfonso Flores Orozco A01228005
Diego Alonso Martínez de Dios A01228042
Adrián Alejandro Morales Medina A01228267
Juan Gerardo Castillo García A01227615
Juan Pablo López Iturbide A01227851
Independiente
Amor por la familia
Mentalidades
Alucinaciones
CiudadSeva (s.f.) El Hijo Horacio Quiroga. Recuperado de: http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/quiroga/el_hijo.htm
escritores.org. (1996-2014). Obtenido de http://www.escritores.org/biografias/247-horacio-quiroga
-Chiquito... -murmura el hombre. Y, exhausto, se deja caer sentado en la arena albeante, rodeando con los brazos las piernas de su hijo.
La criatura, así ceñida, queda de pie; y como comprende el dolor de su padre, le acaricia despacio la cabeza:
-Pobre papá...
En fin, el tiempo ha pasado. Ya van a ser las tres...
Juntos ahora, padre e hijo emprenden el regreso a la casa.
-¿Cómo no te fijaste en el sol para saber la hora...? -murmura aún el primero.
-Me fijé, papá... Pero cuando iba a volver vi las garzas de Juan y las seguí...
-¡Lo que me has hecho pasar, chiquito!
-Piapiá... -murmura también el chico.
Después de un largo silencio:
-Y las garzas, ¿las mataste? -pregunta el padre.
-No.
Nimio detalle, después de todo. Bajo el cielo y el aire candentes, a la descubierta por el abra de espartillo, el hombre vuelve a casa con su hijo, sobre cuyos hombros, casi del alto de los suyos, lleva pasado su feliz brazo de padre. Regresa empapado de sudor, y aunque quebrantado de cuerpo y alma, sonríe de felicidad.
Sonríe de alucinada felicidad... Pues ese padre va solo.
A nadie ha encontrado, y su brazo se apoya en el vacío. Porque tras él, al pie de un poste y con las piernas en alto, enredadas en el alambre de púa, su hijo bienamado yace al sol, muerto desde las diez de la mañana.