Cuando su padre murió, su hermano Eteocles y él se enzarzaron en una guerra que dio lugar a la muerte de ambos entre sí. Su tío, Creonte, hermano de Yocasta, se proclamó rey de Tebas. Creonte dio orden de no sepultar el cadáver de Polinices por haber traicionado a Tebas, pero su hermana Antígona desobedeció a Creonte y le dio sepultura.
Al conocerse los crímenes de su padre, los dos hermanos varones se negaron a socorrerlo cuando fue desterrado y éste les maldijo.
Convinieron reinar un año cada uno en Tebas, pero cuando acabó su plazo, Eteocles no quiso ceder el trono a su hermano, por lo que Polinices, Adrasto (rey de Argos) y otros héroes reclutaron un ejército e iniciaron una expedición de conquista conocida como los siete contra Tebas en la que Polinices y Eteocles se dieron muerte mutuamente.
Polinices y Eteocles en la mitología griega, eran hijos de Edipo y Yocasta (o de Euriganía, según algunas versiones), y, por lo tanto, hermanos de Antígona e Ismene.
Polinices y Eteocles decidieron repartirse el reino pactando que cada uno reinaría alternativamente durante un año. En el año en que no les tocase reinar, deberían ausentarse de Tebas, para tratar de evitar así la maldición lanzada por su padre.
Edipo descubrió que se había casado con su propia madre, Yocasta, y lanzó una maldición contra sus hijos Polinices y Eteocles en la que les deseó que se repartieran el reino de Tebas luchando entre ellos o, en otra versión, deseándoles directamente que se mataran el uno al otro.