es la que recompone mágicamente el pasado, y cuyos recuerdos se remiten a la experiencia que una comunidad o un grupo pueden legar a un individuo o grupos de individuos.
en tanto que ésta se opone (enfrenta) a la memoria colectiva, es una condición necesaria y suficiente para llamar al reconocimiento de los recuerdos. Nuestra memoria se ayuda de otras, pero no es suficiente que ellas nos aporten testimonios.
• Memoria histórica: supone la reconstrucción de los datos proporcionados por el presente de la vida social y proyectada sobre el pasado reinventado.
involucra aquellos conocimientos históricos sociales y culturales que los individuos, los grupos sociales o las clases ganan, aprehenden al vivir su vida, elementos que se constituyen en los nutrientes de sus reacciones mentales y emociones frente al acontecimiento.
comprende los elementos históricos, sociales y culturales que los hombres, los grupos, las clases, toman del discurso religioso, político, filosófico de los medios, de los textos, de los distintos mensajes culturales, en una palabra, del conocimiento formalizado e históricamente producido y acumulado.
-Para que esas imágenes se transformen en recuerdo no basta conque participen otras personas.
-Es posible que esas imágenes reproduzcan imágenes que no corresponden al hecho porque son impuestos por el medio a travez de otras personas; pero al tiempo es posible que los testimonios de otros sean exactos y que ellos corrijan y completen mis recuerdos.
Un sistema que reúne tres características:
a. Coherencia por un periodo dado.
b. De representaciones comunes a toda la sociedad.
c. Que no se expresa porque se concibe no consciente, y cuando se torna muy consciente los recuerdos son a toda hora considerados como de naturaleza inmutable, misteriosa y extraña que escapan a la influencia humana (Ariès, 1993: 35).
los relatos nos remiten de nuevo a la utilización de la memoria individual y colectiva como fuente primaria para hacer historia en cierto tipo de comunidades o en acontecimientos que presentan escasas fuentes documentales escritas. Dichos relatos registran los gestos y las actitudes de lo cotidiano del ayer, de hombres y mujeres que vivieron la vida plena con sus virtudes y defectos, son sus sueños y frustraciones en su lucha cotidiana por la existencia; estos relatos nos enfrentan otra vez a la discusión entre el papel que desempeñan los recuerdos individuales y colectivos en la construcción de la memoria histórica, a partir de los relatos, las narraciones y las experiencias recogidos por el historiador, como constructor de documentos históricos. Pero, no obstante su valor testimonial e histórico, es indudable su utilidad para la investigación social. Es mucho más plena cuando se puede contrastar con otras versiones o cuando claramente se presentan como versiones de situaciones vividas por hombres y mujeres que registraron en los recuerdos las versiones de la realidad que les tocó vivir.
Es indudable que la historia oral se enmarca dentro de una versión de historia popular, historia que pretende acercar los límites de la historia a la vida. Es una historia que hace énfasis en el pueblo, en la cultura y en la vida cotidiana.
Sin embargo uno de los peligros de las fuentes orales es que en cierta medida encierran una visión romántica del pasado y del presente. En muchos de los trabajos que recurren a este tipo de fuentes persiste un exagerado y crítico “culto” al pueblo, como respuesta a las visiones heroicas y elitistas de las historias patriascaen en un “populismo peligroso”, en tanto que al esforzarse por ver al pueblo, sus líderes y protagonistas en sus acciones como triunfantes, sobredimensionan sus acciones y sus luchas, interpretando como revueltas y triunfos lo que es resistencia o contestación, lo que en últimas genera derrotismo y cansancio entre los mismos sectores sociales que se pretenden reivindicar.
La rememoración personal se sitúa en un cruce de relaciones de solidaridades múltiples en las que estamos conectados.
Nosotros estamos en direcciones múltiples, como si los recuerdos se situaran en un punto de señal o de mira, que nos permite ubicarnos en medio de la variación continua de los marcos sociales y de la experiencia colectiva histórica.
El que trabaja las fuentes orales es más militante que historiador; es un romántico que se encuentra al pueblo tal y como es, sin la pantalla de los libros;
los archivos orales son provocados y construidos en muchos casos con preguntas que contienen las respuestas;
De todas maneras hay algo paradójico en las narraciones, las entrevistas y las historias orales, pues la mayoría de las veces se hace el esfuerzo de lograr el relato o la narración de un acontecimiento o un suceso, para luego ponerlo por escritodesvirtuando el significado, el contexto, los gestos y los tonos de la voz del narrador, tornándolo un documento escrito mucho más convencional y frío.
La narración y el relato son útiles y necesarios a la investigación histórica, pero mucho más cuando pueden ser contrastados con otras fuentes, como los documentos escritos o las versiones orales. De cara a la narración histórica, la narración utiliza de manera muy imprecisa y ambigua las categorías de espacioy tiempo. Es fundamental diferenciar claramente, en las versiones orales, el momento de la construcción del documento (la entrevista) de la manera como se archiva la misma, y finalmente del momento de análisis y su utilización.
Todos tenemos imágenes y recuerdos abstractos que son difíciles de encuadrar en recuerdos reales o vividos; Pero hay siempre una serie de imágenes abstractas (en el tiempo y en el espacio), que difícilmente corresponden con los recuerdos vividos.