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ORIENTACIONES PARA LA APLICACIÓN DE ALABANZAS

• Debe ser descriptiva, incluyendo comentarios sobre la conducta. Por ejemplo: “Manuel, has hecho bien en recoger tus cosas después de hacer la tarea y meterlas en la mochila”.

• Debe incluir comentarios positivos y motivadores para el/la niño/a.

• Deben alabarse comportamientos positivos aunque sean poco importantes o sean “lo que debe hacer”.

• Debe ser sincero/a. Si sólo se ha realizado una parte de la tarea debe reforzársele por ello y luego conviene hacer una pausa y añadir lo que falta aún por hacer. No utilizar la frase “bien... pero”, pues en este caso el/la niño/a prestará más atención a la crítica que a la alabanza.

• El tono de voz ha de ser agradable y debe evitarse cualquier reticencia o sarcasmo. No emplear frases tipo: “Manuel Ángel, al fin ha terminado la tarea, no me lo puedo creer”. Tampoco hacer referencia a una mala conducta pasada del/la niño/a, como “buen trabajo, no sé por qué no lo has hecho así antes”.

• La alabanza solo ha de administrarse durante o inmediatamente después de la emisión de la respuesta que se desea incrementar.

• Es conveniente cambiar las alabanzas para evitar la monotonía.

• La alabanza mediante sugerencia puede evitar conductas inadecuadas.

• Inicialmente las alabanzas pueden combinarse con el uso de recompensas, pero una vez que se establezca la conducta deseada se van retirando gradualmente las recompensas y dejar la conducta bajo el control de las alabanzas únicamente.

• El contacto físico (sentarse cerca, besos, palmadita,...) puede ser un reforzador muy poderoso especialmente a estas edades tempranas. También puede mostrársele atención positiva sonriéndole, haciéndole un comentario rápido, preguntándole algo o realizando conjuntamente alguna actividad.

ORIENTACIONES PARA ELEVAR EL NIVEL DE MOTIVACIÓN

1. Evitar las críticas negativas ante los intentos de colaboración de los/as alumnos/as.

2. Estructurar la docencia en el aula de forma no excesivamente autoritaria mezclando la directividad con la aceptación de las decisiones de los/as alumnos/as.

3. Programar trabajos en grupo o sesiones donde cada alumno/a pueda colaborar según su nivel.

4. Valorar positivamente los comportamientos de trabajo o de estudio o en su defecto las aproximaciones.

5. El reconocimiento del éxito de un/a alumno/a o de un grupo de alumnos/as motiva más que el reconocimiento del fracaso y si aquel es público mejor.

6. Conocer las causas del éxito o el fracaso en una tarea determinada aumenta la motivación intrínseca.

7. El aprendizaje significativo crea motivación, no ocurre lo mismo con el aprendizaje memorístico y repetitivo.

8. Programar los contenidos y enseñarlos de forma que los/as alumnos/as puedan comprenderlos y aplicarlos con un nivel medio de dificultad.

9. Cuidar de que los/as alumnos/as con un bajo nivel de motivación consigan pequeños éxitos académicos para que aspiren en un futuro próximo hacia metas que exigen esfuerzos superiores.

STOP A TANTAS ÓRDENES

¿Te has parado a pensar cuántas órdenes reciben los niños al final del día? “Haz los deberes”, “no corras”, “no grites”, “no hagas ruido en el pasillo”, “camina despacio”. Tantas son que se acaban “volviendo sordos”.

Para que la comunicación sea más efectiva es bueno reducir las imposiciones. Es cierto que no podremos eliminar todas nuestras expresiones imperativas, pero sí algunas. Por ejemplo, en lugar de decir “no corras por el pasillo ahora” puedes usar lo siguiente: “¿Crees que es manera de ir por el pasillo?”. Para evitar la frase “basta de gritos”, podrías emplear: “Yo voy jugar a hablar flojito, muy flojito. ¿Te apuntas?”

SITÚATE A SU ALTURA

Agáchate o sitúate de cuclillas y, cuando haya realizado algo mal o necesites decirle algo importante, háblale mirándole a los ojos. La comunicación que se hace desde el corazón y entre iguales, sin imposiciones, es siempre más sincera, emocional y positiva. Con este sencillo gesto, el niño entenderá que importa su opinión y que puede expresar sus emociones. ¡Lo demás solo depende de ti!

10. Tener presente que los/as alumnos/as con baja motivación, en un principio suelen manifestar cierta resistencia a abandonar su deficiente situación motivacional puesto que temen que el posible cambio pueda aumentar su, ya de por sí, precaria situación.

11. Fomentar el trabajo cooperativo frente al competitivo.

12. Presentar tareas asequibles a las posibilidades de los/as alumnos/as.

13. Programar las actividades de la clase de forma que los/as alumnos/as puedan frecuentemente tomar decisiones. El/la profesor/a que da autonomía en el trabajo promueve la motivación de logro y la autoestima, aumentando así la motivación intrínseca.

14. Promover actividades en las que los riesgos de fracaso son moderados.

15. No exigir, dentro de lo posible, un programa que sólo se puede aprobar con un alto nivel de dedicación al estudio, puesto que los/as alumnos/as poco motivados/as no están dispuestos/as a dedicar dicho esfuerzo.

16. Llevar la clase con un nivel medio de ansiedad y evitar las situaciones extremas de máxima ansiedad o de aburrimiento.

17. Programar sesiones de diálogo por grupos de manera que los/as alumnos/as menos motivados/as puedan expresar sus opiniones sin miedo a ser rechazados/as por sus compañeros/as.

18. Realizar actividades o trabajos fáciles para los/as alumnos/as poco motivados/as, de manera que pueda valorar sus éxitos y su relativa dedicación

19. Las tareas creativas son más motivantes que las repetitivas.

EDUCACIÓN POSITIVA

PARA LAS FAMILIAS

Para familias

CÓMO CONVERTIR UNA FRASE NEGATIVA EN UN REFUERZO POSITIVO

Para profesorado

PRINCIPIOS Y TÉCNICAS DE MOTIVACIÓN

• Elaboración significativa de las tareas, es decir, cuando tienen sentido para el/la alumno/a y no se centran en lo repetitivo ni memorístico.

• Aprendizaje operativo y participativo, es más motivante que el individualista y competitivo.

• Las tareas creativas son más motivadoras que las repetitivas.

• La actitud positiva del profesorado provoca actitudes positivas en el alumnado.

• Las expectativas del profesorado son profecías que se cumplen. El/la alumno/a tiende a rendir lo que se espera de él/ella.

• Es muy útil la evaluación continua, para suscitar la necesidad del esfuerzo continuado.

• Hay que tener en cuenta las diferencias individuales para lograr la motivación.

• Conocer los resultados por parte del/la alumno/a es un estímulo para corregir, mejorar y obtener más rapidez.

• La organización flexible del grupo aumenta la motivación.

• Las actividades han de estar graduadas, partiendo de las más fáciles. Así el/la alumno/a va obteniendo éxitos sucesivos.

• La motivación aumenta cuando el material didáctico utilizado es el adecuado.

• El nivel de estimulación ha de ser adecuado. Si se reduce no produce cambios y si es elevado produce frustración.

• Hay que partir de la propia experiencia. El/la alumno/a ha de ver en la realidad las teorías estudiadas

PARA EL PROFESORADO

RECHAZA LOS CALIFICATIVOS NEGATIVOS

“¡Qué pesado!”, “¡estás torpe!”, “¡qué despistado!” “¡qué desastre estás hecho!” ¿Te suenan estas expresiones? Solemos decirlas a menudo a los alumnos sin reparar en los efectos negativos que tienen sobre su autoestima ahora y en el futuro.

Los niños son frágiles y conforme van recibiendo en repetidas ocasiones estos calificativos negativos, van interiorizándolos y mostrando estas actitudes. A esto, se le llama profecía autocumplida y dice que, por ejemplo, a aquél niño que se le repite constantemente que es torpe o malo en matemáticas, acabará perdiendo su confianza y convirtiendo en un desastre en esta asignatura. Entonces, ¿por qué no probamos a hablar y expresarnos de otra manera?

Localiza esas expresiones negativas que utilizas con regularidad y piensa por un momento qué beneficio tienen sobre la conducta de tus alumnos. ¿Es, María, pesada? No, es tenaz y muy constante en lo que hace. Por supuesto, esto le reportará efectos muy positivos a lo largo de su vida! ¿Es, Juan, un desastre? No, está claro que no. Es cierto que a veces se muestra un poco distraído, ¿pero quién no? Juan es imaginativo y curioso, y aunque a veces le cuesta concentrarse, nosotros creemos en él.

PALABRAS BONITAS Y NUEVAS CADA SEMANA

El pensamiento se construye con palabras. Para ser positivos, hemos de rodearnos de lenguaje optimista y, sobre todo, usarlo a menudo. ¡Tómatelo como reto!

Empieza haciendo un listado de palabras y expresiones que te generen buena energía: “ilusión”, “emoción”, “alegría”, “me encanta”, “me gustas”, “es genial”, “perfecto”, etcétera. No es necesario que las uses a menudo, solo que te agraden.

Escoge cada semana una de ellas y propicia el contexto o situaciones para decirla y compartirla con los demás. Será genial ampliar día tras día tu vocabulario con expresiones nuevas que te hagan sentir más optimista.

?JUGAMOS MÁS?

En ocasiones, hay tareas en clase que no resultan del agrado de nuestros alumnos, recoger los juguetes o lavarse los dientes son algunas de ellas. Para motivarlos y conseguir que lo hagan de buen gusto podemos apoyarnos en el lenguaje positivo y en la imaginación de los estudiantes. ¡Haremos más apetecible la tarea!

Por ejemplo, en el caso de que tengan que recoger los juguetes que quedaron dispersos por el recreo, pídeles que imaginen que son pescadores que están pescando peces en la bahía y que, al agruparlos todos, encontrarán un gran tesoro. Invítalos a participar de la fantasía, y ayúdate del juego simbólico y de su pensamiento mágico para hacer más amenas las tareas tediosas.

Cada vez que te dirijas a un niño, hazlo con respeto, delicadeza y empatía.

Trátale como te gustaría que te tratasen a ti.

FIN

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