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Pronto, el sistema telefónico pasó a ser una cuestión nacional. Los estados desarrollaban sus redes según sus criterios y gustos.
Los gobiernos y las empresas constataron rápidamente que la cooperación internacional era clave para aprovechar a fondo el potencial de estas nuevas tecnologías en auge...
Se creó un organismo, el CCITT (Comité Consultivo Internacional de Telegrafía y Telefonía) para armonizar los sistemas nacionales y permitir las comunicaciones entre países mediante centrales de tráfico internacionales.
Pero más tarde ese mismo año...
El CCITT es un organismo internacional patrocinado por las operadoras de telefonía, dedicado a tareas de normalización en el ámbito de las telecomunicaciones, es decir, encargado de las cuestiones técnicas, operativas y tarifarías de la telegrafía y la telefonía, así como de emitir recomendaciones al respecto.
Para solucionar el problema del modelo "todos con todos" aparecieron compañías que ofrecían un servicio de conmutación.
Es decir... Hacían llegar un cable hasta cada teléfono y conectaban los cables de los teléfonos que deseaban establecer una comunicación. De este modo, cada aparato disponía de una sola conexión y no era necesario establecer ninguna variación en la misma para incorporar nuevos aparatos a la red.
Este servicio de conmutación empezó en el ámbito local: un barrio, un pueblo, una ciudad. El paso siguiente consistió en ofrecer conexiones a larga distancia, conectando centrales locales entre sí directamente, o por medio de centrales de tráfico.
La tarea de conmutar las conexiones, al principio, se hacía a mano. Cuando alguien quería realizar una llamada, descolgaba y pedía a la operadora que le conectara con quien deseaba hablar. Una vez finalizada la comunicación, la operadora desconectaba los cables y, así, las líneas quedaban preparadas para recibir otras llamadas.
De aquí provienen términos hoy tan comunes como abonado (el usuario que se abona a una central), bucle de abonado (el cable que une al abonado con la central) o central de conmutación.
Alexander Graham Bell mostró su "máquina electrica parlante" y cómo podía mantener una conversación a distancia entre dos de estos aparatos unidos por un hilo eléctrico.
El Verdadero inventor del teléfono fue el italiano Antonio Meucci, pero no patento su invento porque no tenía suficiente dinero.
Al principio, los pocos teléfonos que existían se utilizaban en entornos cerrados, servían para interconectar dos espacios. A medida que el número de teléfonos instalados crecía, el interés por mantener múltiples comunicaciones también lo hacía: era preciso pensar en la manera de interconectarlos. Nacía la idea de red de comunicaciones.
El 3 de noviembre de 1892 se instaló en La Porte (Indiana) la primera central telefónica automática con capacidad para 99 abonados. También llamadas centralitas.
Entre las dos centrales locales se establece un enlace con diferentes cables independientes, de manera que los abonados de una de éstas pueden, además de conectarse entre ellos, conectar con los abonados de la otra: se elige un cable de los que forman el enlace, se conecta con el abonado local y se pide a la otra central que conecte el enlace con el abonado destino, si no está ocupado con otra llamada.
Samuel F. B. Morse el que consiguió crear el primer telégrafo, además de crear un alfabeto para transmitir la información, el famoso código morse.
El primer modelo de comunicación fue el llamado “todos con todos”, pero es completamente inviable: para cada aparato nuevo que se incorpora a la red, se precisa un gran número de conexiones nuevas.
La comunicación hace que las compañías que ofrecen el servicio cobren según la duración de la llamada: se penaliza el uso extensivo de los recursos. De este modo, el usuario se apresura en acabar la comunicación y dejar los enlaces libres, disminuyendo así la probabilidad de bloqueo.
Presentación del primer Módem.
El telégrafo es un dispositivo
que usa pulsos eléctricos para
transmitir mensajes codificados
a través de un cable hacia un
receptor
Las operadoras humanas fueron sustituidas progresivamente por ingenios electromecánicos: las centralitas. Se incorporó a los teléfonos un disco con números para “marcar” el número del destinatario de la llamada. La centralita descodificaba este número para saber entre qué dos cables era preciso establecer la comunicación.
No tardó mucho en aparecer la necesidad de poder alejar los terminales de la unidad central para conectarse, por ejemplo, desde casa o desde una delegación al ordenador central.
Para realizar el acceso remoto, la primera solución que aportaron los ingenieros informáticos de la época fue utilizar la red telefónica. Sólo se precisaba un aparato que adaptara los bits a la red, estos aparatos son los módems.
Módem es un acrónimo de modulator-demodulator, que se refiere a su función: modular (generar señales audibles según los valores de los bits) y demodular (generar bits a partir de las señales que recibe de la red telefónica).
Los módems no sólo servían para poder alejar los terminales pasivos de los ordenadores centrales, también permitían interconectar ordenadores entre sí. ¡Esto ya es una red de computadores!
Las redes de área local.
La década de los sesenta vio la aparición de los primeros ordenadores comerciales. Eran grandes, caros y poco potentes.
Solo organismos oficiales podían comprarlo y lo que es normal, solo compraban uno.
Cuando empezó a ser habitual disponer de más de un ordenador en la misma instalación, apareció la necesidad de interconectarlos para poder compartir los diferentes recursos.
Pronto las grandes empresas presionaron a las compañías telefónicas del momento para que desarrollaran redes pensadas para transportar datos.
Arquitectura de protocolos.
La respuesta fueron las redes de conmutación de paquetes.
Por ello, estos ordenadores llevaban sistemas operativos multitarea y multiusuario, para que diferentes usuarios, realizando distintos trabajos, pudieran utilizarlos simultáneamente.
El envío de datos no necesariamente debe llevarse a cabo en tiempo real. Es por esto que no es necesario establecer el camino entre los dos puntos antes de empezar la transmisión y mantenerlo mientras dura el intercambio de datos.
Para este tipo de redes es más adecuada la difusión con medio compartido.
Datan también los primeros estándares de arquitecturas de protocolos.
En lugar de ello, se empaquetan los bits que deben transmitirse y se dan a la central más próxima para que los envíe cuando pueda a la siguiente, y así sucesivamente hasta que lleguen al destino.
El acceso a dichos ordenadores se llevaba a cabo por medio de terminales sin ninguna capacidad de proceso, pasivos. Es decir terminales tontas.
Conviene tener presente que el intercambio de información entre ordenadores tiene toda una serie de implicaciones. Atacar todos estos aspectos de una manera global no es viable: demasiadas cosas y demasiado diferentes entre sí. Por ello, ya desde el principio, se desarrollaron modelos estructurados en niveles: en cada nivel se lleva a cabo una tarea y la cooperación de todos los niveles proporciona la conectividad deseada por los usuarios.
Difusión con medio compartido:
Se habla de difusión porque los paquetes se difunden por todos lados, y de medio compartido porque esta última se lleva a cabo sobre un medio común que las estaciones comparten.
Conviene considerar que, en esta época , la informática estaba en manos de muy pocos fabricantes e imperaba la filosofía del servicio integral: cada fabricante lo proporcionaba todo (ordenadores, cables, periféricos, sistema operativo y software).