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Eurípides es conocido principalmente por haber remodelado la estructura formal de la tragedia ateniense mediante la utilización de personajes femeninos de gran fortaleza y esclavas inteligentes; asimismo por la sátira utilizada hacia muchos de los héroes de la mitología griega.
Las primeras apariciones de la palabra "parrhesia" en la literatura griega se encuentran en las siguientes tragedias de Eurípides:
(1) Fenicias
(2) Hipólito
(3) Los Bacantes
(4) Electra
(5) Ion
(6) Orestes.
Según Foucault Ion está totalmente dedicado al problema de la parresia ya que busca la respuesta a la pregunta: ¿Quién tiene el derecho, la responsabilidad y el coraje para hablar la verdad?
El problema en Ion es concebido desde las relaciones entre los dioses y los seres humanos.
Sus obras parecían modernas en comparación con las de sus contemporáneos, enfocándose en las vidas internas y los motivos que impulsaban a sus personajes de una manera no conocida por las audiencias griegas.
La parrhesía como imprecación: el débil y su denuncia pública de la injusticia del poderoso
Injusticia cometida - proporción que no se ha conservado no se ha guardado.
Falta: Apolo no respeto la simetría, la homología.
Creúsa: Reproche, reivindicación, proclamación de injusticia, perfectamente definida
Acto de habla por el cual se proclama la injusticia frente a un poderoso que la ha cometido , cuando uno es débil, está abandonado y carece de poder, esa recriminación de injusticia lanzada contra el poderoso por quien es débil,
¿Qué puede hacer?
Volverse contra el poderoso.
Públicamente delante de todos, a la luz del día se dirige a ley y le dice su injusticia
Acto ritual: de habla del débil que dice la verdad acerca de la injusticia del fuerte, puede cotejarse con otros actos no verbales:
India huelga de hambre: aquel que no puede nada señala, delante del que todo lo puede, que él, que no puede nada ha sido víctima de una injusticia cometida por quien lo puede todo.
Suicidio japonés: discurso agonístico pero construido en torno de esa estructura desigualitaria.
En ese discurso de la injusticia proclamada por el débil contra el poderoso, hay una manera de destacar su propio derecho y, también una manera de desafiar al todo poderoso y, de algún modo hacerlo enfrentar con la verdad de injusticia.
Parrhesía: discurso mediante el cual el débil a despecho de su debilidad, asume el riesgo de reprochar al fuerte la injusticia que éste ha cometido.
Se define como algo consistente en que uno se dirija a personas que deben temer y honrar.
Consiste en:
Hay un poderoso que ha cometido una falta, esa falta constituye una injusticia para alguien que es débil, no tiene ningún poder, ningún medio de represalia, que no puede realmente combatir , no puede vengarse, está en una situación de profunda desigualdad.
¿Qué le queda por hacer?
Tomar la palabra y, a su propio riesgo, levantarse frente quien ha cometido la injusticia y hablar. Y al hacerlo, su palabra es lo que se llama Parrhesía.
¿A dónde dirigirse para reclamar justicia, si la iniquidad de los poderosos nos mata?
Y es menester reclamar justicia.
Parrhesía en el sentido político del término entendida como el derecho del más fuerte a hablar y guiar razonablemente la ciudad mediante su discurso.
Aleturgia procedimientos para poner de manifiesto la verdad.
Cambio de discurso de verdad, ese discurso de parrhesía en otro sentido inverso.
El discurso racional que permite gobernar a los hombres
El discurso del débil que reprocha al fuerte su injusticia.
El discurso del débil que señala la injusticia del fuerte es una condición indispensable para que este último pueda gobernar a los hombres de acuerdo con el discurso de la razón humana.
¿Entonces qué es la Parresia?
El concepto trabaja de algún modo las relaciones de poder, legitima un dominante y un dominado en un contexto o medio, por un lado “el discurso racional que permite gobernar a los hombres y el discurso del débil que reprocha al débil su injusticia”.
Ahora con Foucault el concepto se entiende como el habla abierta y sinceramente acerca de sí mismo o las propias opiniones sin recurrir a la retórica, la manipulación o la generalización y que el que utiliza la parresia no sólo es sincero si no que dice también la verdad.
El concepto original griego implica no sólo la libertad de expresión sino la obligación de hablar con la verdad para el bien común, incluso frente al peligro individual.
Reconoce Foucault que decir la verdad es un deber para mejorar o ayudar a otras personas (tanto como a sí mismo). En parresia, el hablante usa su libertad y elige la franqueza en vez de la persuasión, la verdad en vez de la falsedad o el silencio, el riesgo de muerte en vez de la vida y la seguridad, la crítica en vez de la adulación y el deber moral en vez del auto-interés y la apatía moral
No se trata de decir lo que conviene, ni lo que le conviene a uno sino hablar de manera franca y sincera sobre lo que se piensa y lo que se siente
Se manifiestan principalmente dos confesiones
•Confesión 1. La confesión del débil al fuerte. Recriminación del mutismo de Apolo. Recriminación al Dios por el abandono
•Confesión 2. Pregunta - respuesta al anciano, pero este es quien revela el contenido mismo de la confesión y no quien se está confesando. En esta confesión hay una recriminación a sí misma (Creúsa) la confesión de la falta se presenta pues directamente como la falta misma de quien habla y no como la injusticia de aquel a quien uno se dirige.
Entre las dos confesiones, con la segunda se borra toda acusación de Creúsa a Apolo. Es el tercero, el anciano quien recrimina a Apolo.
En concreto se plantean dos maneras de confesar la misma verdad, no de manera complementaria una de otra porque cada una dice exactamente lo mismo, lo que tiene que decir.
Se evidencia la necesidad de un tercero, en este caso el anciano pedagogo para legitimar de alguna manera esa confesión.
Con la confesión de Creúsa se da: Confesión de imprecación, de confidencia, canto de ira y de diálogo con pedagogo.
Finalmente
Tenemos aquí una ambigüedad fundamental...Dos formas de discursos que se enfrentan, que están profundamente ligados uno a otro: el discurso racional que permite gobernar a los hombres y el discurso del débil que reprocha al fuerte su injusticia.
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